Debido a la temática del videojuego, éste podría provocar reacciones en niñas y niños que hayan sufrido o estén siendo víctimas de violencia y puedan sentirse identificados con las situaciones que en él se presentan. Sin embargo, no todos los menores que sufren abuso o maltrato reaccionan igual, por lo que no hay un único patrón emocional que sirva de indicador. Los padres deben mantener una comunicación abierta con sus hijos, así como observar cualquier cambio repentino en su conducta. Además de las lesiones físicas evidentes, estos cambios pueden incluir:
Baja en sus calificaciones
Dificultad para concentrarse en las tareas
Pérdida o aumento de apetito
Resistencia a ir a la escuela
Manifestaciones auto-agresivas
Malestares físicos constantes
Cambios o descuido en su aspecto
Pérdida de interés en actividades diarias
Aislamiento
Agresividad o sensibilidad extremas
Crisis de llanto inexplicables
Temor de ir al baño
Incontinencia
Nerviosismo ante la presencia de una persona en particular
Es importante mencionar que identificar alguno de estos indicadores, no significa que el niño o niña esté necesariamente sufriendo abuso, sino más bien, se recomienda valorar y dar seguimiento a las señales que se detecten.
En el caso de que tu hija, hijo o alumno manifieste haber sido víctima de violencia, se recomienda lo siguiente:
Mantén la calma. No manifiestes alarma o enojo ante el relato.
Escúchale atentamente sin interrumpir y no insistas en preguntas que no quiera contestar.
Cree en lo que te cuenta sin cuestionarle y manifiéstale que confías en él o ella.
Explícale que no tiene la culpa de lo que le sucede.
Asegúrale que es bueno que lo haya contado y que no va a pasarle nada por haberlo hecho.
Bríndale apoyo y cariño. Dile que le vas a proteger y ayudar a superarlo.
Si el abuso fue en la escuela, notifica al director y/o a las autoridades escolares.
Es el uso deliberado de la fuerza física, de modo que ocasione, o muy probablemente ocasione perjuicios para la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad de la víctima. Se incluyen en este concepto los golpes, palizas, patadas, zarandeos, mordiscos, estrangulamientos, abrasamientos, quemaduras, envenenamientos y asfixia. En el hogar, por ejemplo, gran parte de la violencia física responde al propósito de castigar a la niña, niño o adolescente (OMS, 2009).
Ocurre cuando un niño es utilizado para la estimulación sexual de su agresor (un adulto conocido o desconocido, pariente u otro niño, niña o adolescente) o la gratificación de un observador. Implica toda interacción sexual en la que el consentimiento no existe o no puede ser dado, independientemente de si el niño, niña o adolescente entiende la naturaleza sexual de la actividad e incluso cuando no muestre signos de rechazo. El contacto sexual entre un niño, niña y adolescente y un niño o niña más pequeños también es abusivo si hay una significativa disparidad en la edad, el desarrollo, el tamaño o si existe un aprovechamiento intencionado de esas diferencias.
Puede manifestarse tanto en incidentes aislados como en procesos reiterados de abuso que mantienen al niño en un entorno inapropiado de su desarrollo y carente de apoyo. Los comportamientos de este tipo dañarán muy probablemente la salud física o mental del niño, o bien, su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social. Se incluyen en esta categoría: las restricciones de movimientos, el menosprecio continuado, la culpabilización, las amenazas, los actos de terror, la discriminación o ridiculización y otras variantes no físicas de rechazo o de trato hostil (OMS, 2009). También en esta categoría se incluyen el acoso escolar o bullying y el ciberacoso.