La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en México ha desarrollado Chuka: Rompe el Silencio, un juego digital que tiene como objetivo enseñar a la niñas y niños que lo jueguen a manejar y combatir la violencia de género, la violencia física, psicológica y la sexual. Se busca dejar en ellos un aprendizaje sobre cómo poder defenderse, cómo pedir ayuda y cómo ser más asertivos ante las situaciones de violencia.
Chuka trata sobre una niña de 13 años que tiene una pesadilla, en la cual se irá encontrando con diversos monstruos. Éstos representan diferentes tipos de violencia (física, psicológica y sexual) y el reto para Chuka es vencerlos mediante “batallas”. Las batallas se dan a través de un diálogo entre Chuka y los monstruos, usando emoticones desarrollados especialmente para este videojuego.
Estos emoticones representan acciones relacionadas a emociones, tales como llorar, asustarse, gritar, decir groserías, pegar, patear, poner un alto, pedir ayuda, llamar a la maestra, etc. El objetivo del juego es que las y los jugadores, mediante ensayo y error, logren identificar las mejores estrategias para enfrentar y vencer a los monstruos.
El juego busca fomentar en los niños el aprendizaje y familiarización con diferentes conceptos; que integren una visión sana con respecto a las diferencias de género; que conozcan y reconozcan sus emociones y las de otros; que ejerzan sus derechos; que sepan que pueden decir que sí y que pueden decir que no ante diversas circunstancias y, finalmente, que pueden valorarse y empoderarse. El aprendizaje final gira en torno a romper el silencio cuando hay violencia.
La violencia ejercida en contra de niñas, niños y adolescentes afecta su desarrollo pleno, causando baja autoestima, trastornos del sueño y de la alimentación. También genera estrés, ansiedad, conflictos emocionales y depresión; así como bajo rendimiento académico, ausentismos y deserción escolar que pueden perdurar y empeorar en la edad adulta.
Son muchos los motivos que confluyen y hacen que las niñas, niños y adolescentes no revelen que han sido o son víctimas de violencia, por ejemplo:
Culpa y vergüenza.
Miedo de las consecuencias que sus dichos puedan causar.
Amenazas de daño físico o muerte por parte del (la) agresor(a).
Temor a ser estigmatizados o rechazados.
Falta de interlocutores dispuestos a creer en sus palabras.
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Diversos estudios indican que la exposición al maltrato y a otras formas de violencia durante la infancia están asociadas a factores y comportamientos de riesgo en la edad adulta, tales como: perpetración de actos violentos, depresión, tabaquismo, obesidad, comportamiento sexual de alto riesgo, embarazo no deseado y consumo de alcohol y de estupefacientes. Más allá del daño innecesario y del dolor que causa, la violencia socava el sentimiento de autoestima de los niños y menoscaba su desarrollo. Sin embargo, la violencia contra los niños muchas veces se justifica racionalmente como si fuera algo necesario o inevitable. Puede que se acepte debido a que quienes la infringen son conocidos, o que se minimice su efecto como si fuera irrelevante. Puede que se evite recordar o denunciar la violencia debido a la vergüenza o al temor a una represalia. La impunidad de quienes ejercen la violencia y la frecuencia con que se comete puede llevar a que las víctimas consideren que la violencia es normal. En esas ocasiones, la violencia se disimula, y esto hace que resulte difícil prevenirla y eliminarla.
Por ello, para reducir la violencia en las escuelas y las comunidades resulta fundamental dar a los niños, niñas y adolescentes los conocimientos y aptitudes necesarios para hacer frente y resolver asertivamente las situaciones de riesgo y los desafíos sin apelar a la violencia, así como a romper el silencio buscando la ayuda necesaria cuando se susciten situaciones violentas y denunciando las mismas. El secreto entre el niño y la persona que lo violenta es fundamental para que el maltrato se sostenga en el tiempo. Chuka: rompe el silencio, desde su título promueve que, para terminar con la violencia, los niños y niñas deben hablar, pedir ayuda, ser asertivos, decir que no, expresar si no les gusta algo que están viviendo y buscar la protección de los adultos o autoridades que se la puedan brindar.
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